Es bastante común que a consulta nos lleguen muchas personas solicitando, entre otras cosas que les ayudemos a “poner orden a su vida”, a “tener más disciplina” o, por el contrario, escuchar comentarios como “es que no tengo fuerza de voluntad”, “es que me cuesta” o “necesito recursos para mantener el orden en mi día a día”. Pues bien, todos sabemos y conocemos de la importancia que tiene una buena organización y distribución de nuestro tiempo así con difícil que es mantenerlo en muchas (si no la mayoría) ocasiones. Vivimos en un momento social muy ajetreado, lleno de cosas por hacer e interminables listas de tareas pendientes. A veces esto nos supera, nos supone un estrés tan fuerte que no somos capaces de acometerlo todo y nos enredamos en pensamientos destructivos que nos enganchan hacia un estado de ánimo deprimido y una sensación de pérdida de control que nos perturba profundamente. Es por esto por lo que es muy posible que pasado un tiempo o tras un evento que haya sido de impacto para nosotros o para nuestros clientes, nos encontremos a nosotros mismos reflexionando acerca de en qué hemos empleado nuestro tiempo, de en cómo hemos terminado dejando atrás tareas que nos gustaban o “cómo puede ser que haya hecho todo menos lo más importante”.
Para ello, os proponemos una forma muy sencilla y rápida de tomar contacto con las actividades más importantes del día, promoviendo así una disciplina saludable y con potencial de automatización que nos ayude a distribuir nuestro tiempo de forma sabia y sobre todo, beneficiosa. A continuación, os mostramos un pequeño ejemplo de organizador personal basado en el grado de relevancia que la actividad o actividades a realizar ese día tomo o debería tomar para ser ejecutadas:
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A pesar de lo sencillo de la técnica, se sabe que es muy efectiva, es por esto por lo que os recomendamos que la pongáis en práctica lo antes posible tanto para clientes con distinta casuística como para profesionales.