El trastorno bipolar, antiguamente conocido como trastorno maniaco-depresivo, se encuentra entre los trastornos psicológicos más populares o extendidos en la sociedad. Numerosas películas retratan a personas que viven con este trastorno, como es el caso de “Las dos caras de la verdad”. A pesar de ello, existe un desconocimiento real sobre el tema que se ve reflejado en numerosos falsos mitos. Es por ello que hoy hablaremos detenidamente sobre este trastorno para aportar un poco de claridad sobre este tema.
¿En qué consiste la bipolaridad?
La bipolaridad se caracteriza por cambios intensos del estado de ánimo, pasando de la tristeza (fase depresiva) a la euforia (fase maníaca). Estos cambios se producen con una media de cuatro meses o más. La manifestación de estas fases depende del tipo de trastorno bipolar que se padezca, pudiendo manifestar ambas, o únicamente fases maníacas o fases depresivas.
¿Qué es la fase maníaca?
Para empezar vamos a diferenciar la manía de la hipomanía. La manía y la hipomanía son dos tipos diferentes de episodios, pero tienen síntomas similares. La manía es más grave que la hipomanía y causa problemas más notorios en el trabajo, la escuela y las relaciones sociales. Además, la manía puede provocar una desconexión de la realidad (psicosis) y requerir hospitalización. Tanto los episodios maníacos como los hipomaníacos comprenden tres o más de los siguientes síntomas:
- Episodios anormales de optimismo, nerviosismo o tensión
- Aumento de actividad, energía o agitación
- Sensación exagerada de bienestar y confianza en sí mismo (euforia)
- Menor necesidad de dormir
- Locuacidad inusual (hablar demasiado, sin apenas espacio entre las palabras)
- Fuga de ideas (pensamientos rápidos, haciendo asociaciones entre temas sin sentidos y bruscos cambios de tema sin lógica ni coherencia)
- Distracción
- Tomar malas decisiones, cómo hacer compras compulsivas, tener prácticas sexuales riesgosas o hacer inversiones absurdas
Un episodio depresivo mayor es lo suficientemente grave para causar dificultades evidentes en las actividades cotidianas, como el trabajo, la escuela y en las relaciones sociales. Un episodio comprende cinco o más de los siguientes síntomas:
- Estado anímico depresivo.
- Marcada pérdida del interés o de la capacidad para sentir placer en todas —o en casi todas— las actividades (Anhedonia).
- Pérdida importante, disminución o aumento del apetito.
- Insomnio o dormir demasiado
- Agitación o comportamiento más lento
- Fatiga o pérdida de la energía
- Sentimientos de inutilidad, o culpa excesiva o inadecuada
- Disminución de la capacidad para pensar o para concentrarse, o indecisión
- Pensar en el suicidio, planificarlo o intentarlo
Existen distintos tipos de bipolaridad:
- Bipolaridad tipo I. Al menos ha sufrido un episodio maníaco que puede estar precedido o seguido de un episodio hipomaníaco o un episodio depresivo mayor.
- Bipolaridad tipo II. Al menos ha sufrido un episodio depresivo mayor y, como mínimo, un episodio hipomaníaco, pero nunca un episodio maníaco.
- Trastorno ciclotímico. Has tenido durante al menos dos años muchos períodos con síntomas de hipomanía y períodos con síntomas depresivos ( menos graves que la depresión mayor).
Otros tipos. Estos comprenden, por ejemplo, el trastorno bipolar y los trastornos relacionados inducidos por ciertos medicamentos o bebidas alcohólicas, o debidos a una enfermedad, como la esclerosis múltiple o un accidente cerebrovascular.
La bipolaridad II no es una forma más leve de bipolaridad tipo I, sino un diagnóstico diferente. Mientras que los episodios maníacos de la bipolaridad tipo I pueden ser graves y peligrosos, las personas que tienen trastorno bipolar II pueden estar deprimidas durante períodos más largos, lo cual puede causar un deterioro importante. Estos largos periodos de depresión pueden llevar enmascarar el verdadero diagnóstico, ya que hasta que no se produce un episodio hipomaníaco, no se puede diagnosticar una bipolaridad de tipo II.
Estos son algunos mitos acerca de la bipolaridad
Existe un gran desconocimiento sobre ello, ya que normalmente la población considera que se caracteriza por cambios de humor repentinos, muy marcados, en un mismo día, siendo esto totalmente falso. La bipolaridad ocurre con más frecuencia de lo que se cree, ya que 1 de cada 100 personas refiere tener estos síntomas. Los tratamientos psicológicos junto con los farmacológicos van encaminados a mejorar la calidad de vida regulando las emociones y la conducta del individuo.
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